¿Qué es ser prepper? Guía completa para empezar en el preparacionismo en 2025

Gearhead

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¿Qué es ser prepper? Guía completa para empezar en el preparacionismo en 2025

Vivimos tiempos de incertidumbre. Durante los últimos años, eventos como incendios forestales masivos, inundaciones repentinas, pandemias, apagones prolongados o incluso conflictos internacionales han dejado al descubierto una realidad incómoda: el sistema en el que confiamos puede fallar en cualquier momento. La estabilidad, que parecía garantizada, se ha convertido en una ilusión frágil. Y en ese contexto, cada vez más personas optan por una respuesta sencilla pero poderosa: prepararse.

Es aquí donde aparece el concepto de prepper. Una palabra que, para muchos, sigue estando rodeada de estereotipos, pero que en realidad describe un perfil de ciudadano cada vez más común: alguien que elige ser autosuficiente ante posibles crisis. Ser prepper no es vivir con miedo; es vivir con conciencia y previsión.

La mentalidad del prepper: prevención, no paranoia

Contrario a la imagen que a veces ofrecen las películas o los medios sensacionalistas, un prepper no es un fanático que espera el apocalipsis. Tampoco es alguien que se encierra en un búnker con toneladas de provisiones esperando que colapse la civilización. El perfil del preparacionista actual es mucho más amplio y realista: personas que, sin caer en el alarmismo, reconocen que hay riesgos reales —algunos impredecibles— y actúan en consecuencia.

La mentalidad prepper parte de una idea básica: confiar exclusivamente en el sistema es una apuesta arriesgada. Servicios como el agua corriente, la electricidad, el suministro de alimentos, las comunicaciones o la atención médica funcionan… hasta que dejan de hacerlo. Cuando eso ocurre —como ya hemos visto recientemente en Galicia, en Alemania o incluso en grandes ciudades como Nueva York—, los que han tomado precauciones están en clara ventaja.

Ser prepper, en esencia, es asumir que la autosuficiencia es una responsabilidad individual. Es construir, poco a poco, un colchón de resiliencia personal que permite enfrentar lo inesperado con mayor seguridad.

Un fenómeno global… y cada vez más local

Aunque el término prepper proviene del mundo anglosajón, el fenómeno del preparacionismo ha cruzado fronteras. En Estados Unidos, Reino Unido, Alemania o Japón existen comunidades activas desde hace décadas. Pero en los últimos años —y especialmente tras la pandemia de la COVID-19—, esta cultura ha echado raíces también en países como España, donde nunca antes había tenido tanta visibilidad.

Durante el confinamiento de 2020, millones de personas descubrieron por primera vez lo que significa no poder salir a comprar, no tener acceso inmediato a medicamentos o no disponer de mascarillas, agua embotellada o alimentos básicos. La sensación de vulnerabilidad fue real y colectiva. Desde entonces, la búsqueda de cómo prepararse ante emergencias ha crecido de forma sostenida.

Hoy, en España, encontramos cada vez más personas interesadas en aprender a montar una mochila de 72 horas, almacenar alimentos, tener fuentes alternativas de energía o incluso cultivar parte de sus propios recursos. Las razones son múltiples: desde el miedo a fenómenos climáticos extremos hasta la simple voluntad de reducir la dependencia del sistema.

¿Qué prepara un prepper? Más allá de la mochila

Aunque uno de los símbolos más conocidos del mundo prepper es la mochila de 72 horas, el preparacionismo va mucho más allá del equipo. Es cierto que contar con una mochila lista para salir de casa con lo esencial —agua, comida, medicinas, linterna, ropa, documentación— puede marcar la diferencia en una evacuación urgente. Pero reducir la preparación a un objeto físico es quedarse corto.

El auténtico poder del preparacionismo está en la mentalidad. Un prepper piensa en escenarios. Se pregunta qué haría si se va la luz durante 3 días. Si el agua del grifo no es potable. Si tiene que dejar su casa con pocos minutos de margen. Si su hijo se pone enfermo en medio de un colapso del sistema sanitario. Y frente a esas preguntas, no espera respuestas externas. Se prepara.

Esto implica adquirir conocimientos prácticos: desde filtrar agua con medios caseros hasta saber conservar alimentos, prestar primeros auxilios, mantener la calma bajo presión o crear redes de apoyo con vecinos, familia o comunidad local.

Ser prepper también es estar informado. Seguir la actualidad con mirada crítica. Saber leer alertas meteorológicas o comunicados oficiales. Conocer los puntos vulnerables de su entorno: ¿qué zonas son inundables? ¿hay industrias químicas cerca? ¿hay rutas de evacuación señalizadas? Nada de esto es extremismo: es prudencia.

¿Y si nunca pasa nada?

Esta es la objeción más común. Muchas personas argumentan que preparar alimentos, agua, energía o formación es inútil si al final nunca ocurre una catástrofe. Pero es justamente al revés. La preparación no solo sirve para lo improbable; también mejora la calidad de vida en lo cotidiano.

Una despensa organizada te ahorra dinero y visitas al supermercado. Un botiquín completo evita sustos en casa. Tener velas, cargadores solares o linternas puede ser útil en un apagón puntual. Un pequeño huerto mejora tu dieta. Y sobre todo, saber que puedes actuar en caso de crisis reduce el estrés y la ansiedad.

Además, el mundo de hoy ya no es el mismo de hace 30 años. Las crisis no son ciencia ficción: son parte de la normalidad. En solo cinco años, hemos visto pandemias globales, guerras a las puertas de Europa, fenómenos climáticos extremos y tensiones económicas. ¿Por qué confiar ciegamente en que todo seguirá funcionando?

Preparacionismo sin miedo, con criterio

Una de las claves del preparacionismo moderno es huir del miedo paralizante. Ser prepper no es vivir obsesionado con el desastre. Es vivir mejor, con conciencia. Es recuperar el control sobre tu entorno, tus recursos y tu bienestar. Es, en definitiva, asumir que las instituciones no pueden llegar a todo, siempre, ni a todos al mismo tiempo.

Y en ese margen de incertidumbre, tú decides si quieres depender de la suerte o de tu preparación.

Conclusión: un camino para empezar hoy

No necesitas ser experto ni tener miles de euros para prepararte. Solo necesitas voluntad, sentido común y constancia. Puedes empezar montando una mochila básica, almacenando un poco más de lo habitual, aprendiendo una habilidad nueva o incluso simplemente reflexionando sobre qué harías si mañana falla algo.

Cada paso que des, por pequeño que sea, suma. Y cuanto antes empieces, más lejos llegarás.

El mundo cambia. Y aunque no puedas controlar todo lo que ocurre ahí fuera, sí puedes controlar lo que ocurre dentro de tu casa, tu cuerpo y tu cabeza. Ser prepper es, en el fondo, una forma de decir: yo no me dejo llevar por la incertidumbre, me preparo para navegarla.

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